Mozárabes y mozarabías

Mozárabes y mozarabías
Biblia de León

miércoles, 13 de febrero de 2019

Los arcos en San Miguel de Gormaz

               
                             
Hasta bien pocos años, esta modesta construcción pasaba desapercibida y los visitantes, atraídos por la esplendidez de la fortaleza de Gormaz, ni siquiera nos fijábamos en ella. Pero el descubrimiento y recuperación de un interesante conjunto de frescos románicos en su interior, ha puesto en el candelero este lugar, aunque, al mismo tiempo, ha destapado dudas sobre sus orígenes, prerrománicos, desde luego, con algunas aportaciones mozárabes también.
Su datación es sobre 1060, año de reconquista de Gormaz por Fernando I y fecha en la que se inicia la consiguiente repoblación, de la que formarían parte algunas gentes venidas del sur.
Nosotros ahora nos vamos a fijar particularmente en los arcos, en tanto que nos puedan aportar alguna luz sobre los orígenes. Empezando, solo como referencia, con el indiscutible arco califal de la entrada de la fortaleza.

        

Antes de entrar en el pórtico, hacia mediodía, se ven dos puertas y tres ventanas con algunos arcos semicirculares con dovelaje mas cercano a lo visigótico-mozárabe, cuyas impostas han sido rebajadas, intencionada o voluntariamente, por el desgaste de materiales blandos. 

  

Ya dentro del pórtico, aparecen dos puertas, la central muy desfigurada y con elementos recuperados, y la que se encuentra al oeste en la que, a nuestro entender, se aprecian mas signos de herradura y dovelaje visigóticos. 

                                                        

Ya en el interior de la iglesia, cuyo suelo se asienta directamente sobre la roca, aparece el arco triunfal muy reconstruido y, por tanto, escasamente válido para hacer suposiciones.

                                                       

Comprobamos que esta pequeña ermita está, todavía, llena de incertidumbres, esperando que nuevas investigaciones las vayan despejando. 
Desde el punto de vista de espectacularidad, estas dudas pierden protagonismo ante la innegable belleza de las pinturas murales, en alguna de las cuales también advertimos ciertos paralelismos con los Beatos como, por ejemplo, en las bandas horizontales y en la composición de los Tres Reyes Magos que cubre el muro sur.

                                              

Agradecemos a Arteguias la cesión de publicación de las tres últimas imágenes.

jueves, 22 de noviembre de 2018

Los Mártires de Córdoba



Los pronunciamientos martiriales que se desencadenaron en Córdoba a partir de aquel 18 de abril del 850, fecha en la que el joven Perfecto aceptó voluntariamente el sacrificio, no son fáciles de interpretar a la luz de hoy; las iniciales versiones católicas, nacionalistas y románticas han perdido fuerza frente a otras más actuales procedentes de autores hispanos y también de fuentes anglosajonas o alemanas, que intentan aproximarse a aquellos sucesos de la Córdoba del siglo IX bajo una óptica mucho más racionalista. Entre esquemas tan distantes, nos quedamos algo desconcertados.
Nos preguntamos si será posible contemplar, bajo la perspectiva actual, unos hechos que no dejan de sorprendernos y que tuvieron lugar en un mundo de exaltaciones y antagonismos frecuentemente impulsados por exacerbaciones místicas, guerreras y hasta apocalípticas. 
Es evidente que los cristianos estaban sometidos a ciertas presiones por parte del mundo musulmán, pero la pregunta es si estas fueron suficientes como para justificar la oleada de martirios voluntarios que se desencadenaron en ese año y los siguientes.
Las excesivas presiones tributarias ejercidas sobre los dimmíes, las limitaciones externas cultuales tales como la prohibición de tañer las campanas, efectuar entierros y procesiones en público y construir nuevas iglesias, las burlas y el menosprecio a los que públicamente estaban sometidos los cristianos, particularmente los sacerdotes, todo ello configuraba la incuestionable realidad de que la comunidad mozárabe cordobesa pasaba por una incómoda situación. 
La realidad es que se experimentaba por aquellos días un palpable decaimiento moral y cultural de la comunidad cristiana, con la excepción de la mayoría monjes asentados en los monasterios de las sierras cercanas, donde, poco a poco, se fue fraguando una absoluta oposición a cualquier fórmula de convivencia con las formas de vida impuestas por la religión islámica. 
Estos monjes rehuyeron todo intercambio de ideas con la comunidad islámica, aislándose en los monasterios fuera de la ciudad;. No se trataba de polemizar con los musulmanes, sino que se optó por un enfoque mesiánico, el de ir al encuentro de Cristo triunfante llevados del espíritu del Antiguo Testamento, siguiendo las pautas marcadas por el Apocalipsis. Y el camino del martirio era el único que se veía posible frente al incontenible avance de las fuerzas del mal, representadas por el Islam. Los monjes mozárabes rechazaron la convivencia con el mundo musulmán, eligiendo la única actitud que podría prender la chispa del remordimiento en sus hermanos "tibios" que, abajo, en la ciudad, contemporizaban con sus enemigos. La única vía que se vislumbraba como posible solución para todos aquellos males era el martirio. Desafortunadamente para sus propósitos, este segundo objetivo fracasó, y el movimiento martirial no tuvo ningún eco dentro de la propia comunidad cordobesa, mientras que, por el contrario, sí causó impacto entre las gentes cristianas del norte.



La justificación de las actitudes martiriales no resulta fácil a nuestros ojos si se enfoca exclusivamente por el nivel de libertades existentes e incluso por las condiciones de vida social reinantes en la Córdoba del siglo IX. 
En los casos de Perfecto, Juan, y, sobretodo, Isaac, se observa que sus motivaciones fueron completamente personales, sin que mediara aparentemente ninguna influencia externa; Eulogio se limitó a registrar sus muertes e iniciar con ellos el Memoriale Sanctorun, documento que se vería engrosado con las listas completas de los subsiguientes mártires. 
El esperado factor de contagio entre la comunidad mozárabe no llegaría nunca a producirse. No se dejaron arrastrar por la oleada de martirios de los monjes, manteniéndose, por el contrario, más cercanos a las posturas del obispo Recafredo y de los que apoyaban la convivencia pacífica. Sin embargo, no es menos cierto que el goteo de martirios continuó durante algunos meses hasta su total conclusión.
Como síntesis de todo lo que antecede, resulta patente la difícil justificación del hecho martirial cordobés, dentro de un contexto de razonable convivencia pacífica, exenta de auténticas persecuciones religiosas. Por lo demás, en nuestro ánimo queda el respeto por la valentía y la entrega de aquellas gentes. Faltan las razones a la luz de hoy, pero permanece la generosidad de la fe de ayer.

 Fuente: "Mozárabes y mozarabías" del autor.  Ed. Universidad de Salamanca 

sábado, 22 de julio de 2017

San Quirce de Pedret (Barcelona)



A tres kilómetros al norte de Berga, (Barcelona), hay un puente romano que cruza el Llobregat; desde allí ascenderemos por una pista que nos deposita en una ladera a mediodía donde se recuesta la iglesia. Hermosa perspectiva exterior de los ábsides, cuyo reparto volumétrico es armonioso y nos recuerda al de otras obras de más envergadura.
A principios del siglo IX ya figuraba como parroquia en las actas de la catedral de Seo de Urgel. Durante las reconstrucciones realizadas en los años 60, han aflorado unos cimientos visigóticos que hacia el siglo X debieron de ser ampliados por artífices mozárabes, quienes añadieron los ábsides circulares y las naves laterales; después sufrió profundas transformaciones ya en el período románico.
El rastro mozárabe se deja sentir con claridad en el interior del templo, en la planta de las capillas laterales, en la escasez de luz que apenas cruza las estrechas saeteras y, finalmente, y en los arcos de herradura interiores. Su diámetro excede las jambas, sus dovelas inferiores son horizontales (están colocadas a espejo) y son radiales sólo las superiores, próximas a la clave.
En el siglo X se amplió a tres naves y un crucero, sustituyendo la bóveda de madera por otra de cañón de piedra, añadiendo dos ábsides laterales. Arcos de herradura entre los distintos espacios.
Interesantes pinturas mozárabes y románicas.

sábado, 11 de febrero de 2017

Santa María de Wamba (Valladolid)



En las estribaciones de los Montes Torozos, cerca de Valladolid, nos encontramos en Wamba con otro vestigio visigótico-mozárabe: la iglesia de Santa María. Tras sufrir tantos cambios a los largo de diez siglos, de su traza mozárabe sólo nos ha llegado la cabecera y la nave septentrional, donde hace no mucho se descubrió un arco ciego de herradura. 


Las bóvedas son de cañón en sentido longitudinal y por su peso requieren contrafuertes en los muros. Algunos arcos de herradura fueron modificados para convertirlos en medio punto, aunque todavía permanecen intactos los que dan acceso a las capillas absidiales. Están soportados por pilares y no por columnas, con lo que la sensación de pesadez del conjunto es mayor.


Son de notar las impostas bajo los arcos, decoradas con dos o tres nacelas escalonadas y entre ellas unas bandas con pequeñas hojitas y otros motivos muy característicos. 


El resto del conjunto es románico y en el muro norte podemos distinguir perfectamente la construcción de mampuesto primitiva, a la derecha, continuada hacia la izquierda por la sillería románica ya más perfecta.


La parte prerrománica (mozárabe o de repoblación) está constituida por la cabecera y el primer tramo de la nave. La primera se compone de tres ábsides rectangulares, siendo el central más profundo que los laterales.



En el ábside pinturas bastante bien conservadas, imitando un tapiz. Por el momento es difícil precisar si corresponden al tiempo del monasterio visigodo o al posterior mozárabe.


En el tránsito del presbiterio hacia un espacioso claustro, hay una sala cuadrada con un fuste central erosionado por la humedad, que nos recuerda a la palmera de San Baudelio de Berlanga.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Olvido imperdonable


Por un descuido imperdonable, recibí estos comentarios de Pablo García-Diego y no los contesté. Como incluyen al final unas interesantes opiniones, los publico ahora, excusándome por tal olvido.


Estimado Manuel:


..../....

Pero, al margen de mis felicitaciones por tu trabajo, querría comentarte algunas ideas que se me han ido ocurriendo a lo largo de estos años de visitas y, sobre todo, de escribir –es cuando más se piensa- sobre el Prerrománico Español. Me interesa mucho conocer la opinión sobre ellas de alguien tan versado en el tema. Simplemente las enumero por si os interesa, a ti o a los lectores de tu blog profundizar en alguno de los temas: 
1- Los últimos descubrimientos en Asturias -Veranes, Termas de Capo Valdés,..- demuestran que la dominación romana y, como continuación de aquella, la visigoda eran mucho más profundas en toda esa zona de lo que se ha venido pensando hasta hace poco. Según esto, el reino asturiano estaría más entroncado en lo visigodo de lo que se suele pensar.
2- La cultura visigoda a principios del siglo VIII era mucho más importante – literatura, códigos de leyes, escritorios, arquitectura, escultura,..- de lo que se cree habitualmente de esta época de la historia de España.
3- Su característica principal era su eclecticismo que permitía integrar tanto la cultura existente previamente en la península -autóctona, romana, cristiana-, con la que traían los visigodos que, después de muchos años de convivencia con Roma y Bizancio eran sin duda el pueblo bárbaro de mayor cultura y personalidad, como las que fueron llegando –norteafricana, bizantina, siria,…-, pero todo ello utilizando cada autor ese transfondo cultural con una libertad muy superior a lo habitual, sin normas de diseño prefijadas, a diferencia de lo que ocurrió posteriormente en Asturias excepto el caso del genial arquitecto de Ramiro I. 
4- Esta cultura estaba extendida en la mayor parte de la Hispania visigoda. Por ejemplo, encontramos escritorios tanto en Andalucía, Zaragoza, el Bierzo, Portugal, Cataluña, Navarra…, restos arquitectónicos y escultóricos de estilo muy semejante desde Bande a Barcelona y desde Medina Sidonia a Pravia y pizarras escritas en latín en media España..
5- Los mozárabes conservaron la capacidad de absorción de todo lo nuevo, el eclecticismo y la libertad de expresión de la cultura visigoda –yo incluso llamo “neovisigodo” al arte mozárabe en los reinos cristianos-, a la que añadieron las influencias islámicas, aplicando todo ello con gran libertad, como se observa en las gran diferencias en la estructura de sus iglesias o en las imágenes de sus manuscritos. 
Espero vuestras opiniones.
Un cordial saludo

Pablo García-Diego, webmaster de “Arte Prerrománico Español” 

martes, 13 de diciembre de 2016

Santa María de Melque, visigótico y/o mozárabe?


Llegamos en una mañana de densa niebla que envuelve a esta interesante iglesia prerrománica de la provincia de Toledo, quizás para proteger los todavía insondables misterios arqueológicos que por aquí se ciernen. Porque seguimos preguntándonos que hay en ella de mozárabe, dentro de una estructura eminentemente visigoda.
En nuestro libro "Mozárabes y mozarabías" publicado en el 2003 ya nos planteábamos esta cuestión: 

Sobre sus arcos de herradura, según el estudio de Caballero Zoreda, los arcos torales y de triunfo sobrepasan 3/8, los de interiores de ventanas 1/2 y los exteriores de ventanas 2/3. Con estas proporciones llega a la conclusión de que los arcos de Melque no pueden ser conceptuados como típicamente visigodos.

Desde que el conde de Cedillo descubrió en los comienzos del siglo XX los restos de este monumento hasta hoy, los expertos se han debatido en la polémica entre visigotismo o mozarabismo, polémica que estaba casi zanjada cuando el arqueólogo Caballero Zoreda preparó una tesis después de unas investigaciones exhaustivas en la década de 1970. Se inclinó entonces por los orígenes visigodos, aunque quedó la incógnita del trazado de algunos arcos que mostraban claramente diseños mozárabes, por su sobrepasado superior a 1/2 del radio. Veamos ahora cuales son estos arcos:

1 - En el lado oeste del crucero sur, hay dos huecos y el de la derecha es una ventana exterior con sobrepasado 3/4, netamente mozárabe.


2 - Igualmente aplicable a las dos ventanas de los dos muros extremos norte y sur del crucero. Esta es la del sur.

3 - La ventana del ábside también excede el sobrepasado visigodo


4 - En el interior, parece que los arcos torales y de triunfo sobrepasan los 3/8 del radio, lo cual excede lo normal visigodo aunque no llega a lo mozárabe. No obstante la perfección de las dovelas aporta nuevas dudas.


5 - Los interiores de las ventanas abocinadas también sobrepasan 1/2


La idea de una iglesia visigoda es incuestionable, hasta que el mismo Caballero Zoreda parece ser que modificó su opinión en una conferencia pronunciada en el 2015 en Aguilar de Campoo, aceptando que se trata de una construcción de los comienzos mozárabes, basado en los resultados de las últimas excavaciones y la utilización de nuevos métodos arqueológicos. 

En unos restos del estuco adherido a uno de sus muros, la datación por carbono dio su veredicto: entre el 668 y el 729, es decir muy cercano a la llegada de los musulmanes en el 711. Ello nos lleva a concluir que bien pudo ser un templo de construcción y aparejo visigodo que, luego, después del 711, continuaron los mozárabes añadiendo arcos más sobrepasados, pilastras y esquinas redondeadas y decoración de estucos.


Cuando hablamos de visigodo o mozárabe no debemos olvidar que los primeros llevaban ya por entonces más de tres siglos en Hispania, y la corta población invasora inicial, por cierto con escasa habilidad constructora, se había ya fundido con la autóctona población hispano-romana. Y los mozárabes, por su parte, eran hispano-romanos. Así pues, ambos eran ramas de un tronco casi común.

Por consiguiente, parece razonable que Santa María de Melque sea considerada como monumento visigótico-mozárabe.