En Celanova y en un patio interior del magnífico monasterio localizado en el centro de la ciudad, se esconde uno de los santuarios más profundamente impregnados de aire mozárabe: el oratorio de San Miguel, edificación pequeña pero extremadamente valiosa.
Este monasterio fue fundado por San Rosendo allá por el 921, quien por diferentes causas estuvo muy relacionado con el mundo hispanomusulmán, aspecto éste que se reflejó en la construcción del oratorio de San Miguel. Es lo único que queda del primitivo monasterio y se encuentra situado en su jardín y frente a las antiguas celdas de los huéspedes.
La sensación que tenemos cuando nos acercamos a esta minúscula capilla es de autenticidad y de un embriagador intimismo. Emociona pensar que la influencia oriental llegase hasta este recóndito valle gallego, en la cabecera del Limia. Su originalidad nos sorprende, aunque su estructura nos recuerda a un Peñalba de Santiago en miniatura.
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