Mozárabes y mozarabías

Mozárabes y mozarabías
Biblia de León

sábado, 3 de julio de 2010

Miniaturas

aremos cuenta aquí de la miniatura mozárabe, en general, sin incluir los Beatos, que trataremos en otra entrada de este blog.

Es evidente que el flujo de gentes venidas del sur, llevando con ellas los viejos moldes hispanovisigodos impregnados de sabores bizantinos y orientales, bien pudo favorecer la realización de tales obras maestras en las scriptorias de las zonas repobladas.

El arte de la ilustración en la España altomedieval alcanza un desarrollo no igualado en el occidente cristiano, siendo precursor de un estilo y unas formas entonces desconocidas y que, contemplado ahora, nos parece lleno de una fuerza y expresividad insólitas; sus rasgos más destacables son la linealidad y la nitidez con que se resaltan los trazos, diferenciados por colores uniformes e intensos, de gamas no muy extensas, sin tonos intermedios, y el hieratismo de las figuras con rostros esquemáticos, respondiendo siempre a un mismo modelo simple. Probablemente el rasgo más innovador reside en la presentación de las imágenes sobre bandas horizontales superpuestas, de diferentes colores contrastados. Ni el menor atisbo de perspectiva, situándose todas las figuras dentro del mismo plano, sin concesiones al sentido del relieve.

Estos libros suelen presentar portadas que asemejan un tapiz, o con grandes símbolos tales como la Cruz de Oviedo con la alfa y la omega, el tetramorfos o un Pantocrator, precediendo a los textos generalmente iniciados con letras capitales ornamentadas; los motivos son desde antropomórficos, zoomórficos, simbólicos, florales y geométricos con perfectos entrelazados.

Las ilustraciones de libros se llevaron a cabo en las scriptorias, siendo sus artífices monjes cultos que realizaban su trabajo inmediatamente después de los copistas. Sabemos que existieron estas scriptorias en los monasterios leoneses de Tábara, Valcavado y, probablemente, en San Miguel de la Escalada, así como en Valeránica en Burgos y Albelda y San Millán de la Cogolla en La Rioja. Llama la atención el hecho de que estos mismos lugares estén, igualmente, vinculados a lo mozárabe en su arquitectura. Eran, sin lugar a dudas, manifestaciones de un mismo ambiente espiritual y cultural en un espacio geográfico y cronológico al que en ningún modo nos repugna llamarlo mozárabe.


                                                                     Biblia de León

Según la información que ha llegado a nuestros días, los nombres de los miniaturistas más relevantes fueron Magio y su discípulo y sucesor Emeterio, creadores de la escuela de Tábara, Florencio en Valeránica y Vigila, en el riojano monasterio de Albelda.

Probablemente el más antiguo documento sea el Vitae Patrum, que data del 902. Presenta abundancia de figuras antropomorfas desproporcionadas e irreales en sus movimientos. Su origen parece ser en el reino de León y se halla hoy en la Biblioteca Nacional de Madrid.

Luego vinieron la Biblia Hispalense,la Biblia Sacra o Biblia de Juan y Vimara, los Moralia in Job de San Gregorio, De Virginitate sanctae Mariae, el Codex Albeldense y el Codex Aemilianensis, ambos en la Biblioteca de El Escorial y, finalmente, quizás el de mayor valor de todos, el Antifonario de León.

Por último está el manuscrito de San Ildefonso, Tratado sobre la Virginidad de María, puramente mozárabe, que fue copiado en Toledo, en el 1047, y que llama la atención por su simpleza figurativa, a pesar de lo tardío de su datación y para algunos autores -J. Yarza entre otros- es esta una prueba del retraso que los monjes procedentes del sur llevaban respecto de los cristianos del norte, deduciéndose de ello el relativo peso que lo mozárabe tuvo en el arte de la miniatura.

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