En un olvidado valle que da cauce al río Bajoz, en tierras vallisoletanas, perdido entre los indefinidos perfiles de los montes Torozos y en un pequeño pueblo, se levanta una de las edificaciones mozárabes más representativas de toda la península: la iglesia de San Cipriano o San Cebrián, que es lo mismo. Una vez más, puede que la discreción del lugar sea la razón por la que este notable monumento haya llegado hasta nuestros días, pasando inadvertido frente a tantos embates vandálicos. Igual de inadvertido que le puede pasar al viajero de hoy por encontrarse fuera de los convencionales circuitos turísticos.
Mozárabes y mozarabías
jueves, 28 de diciembre de 2006
San Cebrián de Mazote (Valladolid)
En un olvidado valle que da cauce al río Bajoz, en tierras vallisoletanas, perdido entre los indefinidos perfiles de los montes Torozos y en un pequeño pueblo, se levanta una de las edificaciones mozárabes más representativas de toda la península: la iglesia de San Cipriano o San Cebrián, que es lo mismo. Una vez más, puede que la discreción del lugar sea la razón por la que este notable monumento haya llegado hasta nuestros días, pasando inadvertido frente a tantos embates vandálicos. Igual de inadvertido que le puede pasar al viajero de hoy por encontrarse fuera de los convencionales circuitos turísticos.
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